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Buena para todos

Debido a que 100 gramos de miel aportan unas 300 calorías, su consumo se recomienda especialmente a personas que precisan una dosis adicional de energía como deportistas, niños en etapa escolar, personas mayores, trabajadores que realizan un esfuerzo físico, los que tienen una fuerte carga intelectual.

Por otro lado, en cantidades moderadas (unos 10 gramos/día), pueden tomarla quienes realizan una dieta de adelgazamiento, puesto que una cucharada de miel diaria añadida a la leche, queso fresco o yogur aporta grandes beneficios para la salud, no supone un gran aumento calórico y es más saludable que el azúcar común. Los diabéticos también pueden incluirla en su dieta, siempre y cuando equilibren las raciones de azúcares con las dosis de insulina. Sin embargo, no es del todo recomendable para los bebés.

¿Cómo tomarla?

La presencia o ausencia de diversas enzimas, como la glucosidasa o la diastasa, determinan la calidad y frescura de la miel. Para que conserve todos sus nutrientes debe ser extraída por prensado o centrifugado, y calentada por debajo de los 45º C para poder eliminar las impurezas sin deteriorarla.

Cuando es sometida a la pasteurización u otros tratamientos térmicos a altas temperaturas, se destruyen estas enzimas y se reduce su calidad y su valor nutricional y terapéutico. Por ello, es recomendable comprar mieles producidas de forma artesanal y descartar las industriales. Para que se mantenga fresca por más tiempo, debe guardarse en tarros cerrados y lejos de la humedad y la luz.